CITA

"Así, la esencia de la poesía está encajada en el esfuerzo convergente y divergente de la ley de los signos de los dioses y la voz del pueblo. El poeta mismo está entre aquéllos, los dioses, y éste, el pueblo. Es un "proyectado fuera", fuera en aquel entre, entre los dioses y los hombres. Pero sólo en este entre y por primera vez se decide quién es el hombre y dónde se asienta su existencia. Poéticamente el hombre habita esta tierra."
"Holderlin y la esencia de la poesía" en ARTE Y POESIA
MARTIN HEIDEGGER
Fondo de cultura económica.
México 2000


sábado, 23 de octubre de 2010

BALDOMERO FERNÁNDEZ MORENO







SONETO A TUS VÍSCERAS


Harto ya de alabar tu piel dorada,
tus externas y muchas perfecciones,
canto al jardín azul de tus pulmones
y a tu tráquea elegante y anillada.

Canto a tu masa intestinal rosada
al bazo, al páncreas, a los epiplones,
al doble filtro gris de tus riñones
y a tu matriz profunda y renovada.

Canto al tuétano dulce de tus huesos,
a la linfa que embebe tus tejidos,
al acre olor orgánico que exhalas.

Quiero gastar tus vísceras a besos,
vivir dentro de ti con mis sentidos...
Yo soy un sapo negro con dos alas.
Este soneto genial se me dio a conocer a través de la Lic. Paulina Vilamowski, gracias a su prodigiosa memoria lo comparto con ustedes.

domingo, 17 de octubre de 2010

RAMÓN DE CAMPOAMOR








España 1817-1901

LA VIDA HUMANA



Velas de amor en golfos de ternura
vuela mi pobre corazón al viento
y encuentra, en lo que alcanza, su tormento,
y espera, en lo que no halla, su ventura,

viviendo en esta humana sepultura
engañar el pesar es mi contento,
y este cilicio atroz del pensamiento
no halla un linde entre el genio y la locura.

¡Ay! en la vida ruin que al loco embarga,
y que al cuerdo infeliz de horror consterna,
dulce en el nombre, en realidad amarga,

sólo el dolor con el dolor alterna,
y si al contarla a días es muy larga,
midiéndola por horas es eterna.

PAUL VERLAINE






Francia 1844-1896


Lasitud

Encantadora mía, ten dulzura, dulzura...
calma un poco, oh fogosa, tu fiebre pasional;
la amante, a veces, debe tener una hora pura
y amarnos con un suave cariño fraternal.

Sé lánguida, acaricia con tu mano mimosa;
yo prefiero al espasmo de la hora violenta
el suspiro y la ingenua mirada luminosa
y una boca que me sepa besar aunque me mienta.

Dices que se desborda tu loco corazón
y que grita en tu sangre la más loca pasión;
deja que clarinee la fiera voluptuosa.

En mi pecho reclina tu cabeza galana;
júrame dulces cosas que olvidarás mañana
Y hasta el alba lloremos, mi pequeña fogosa.

Versión de Emilio Carrere


Mi sueño

Sueño a menudo el sueño sencillo y penetrante
de una mujer ignota que adoro y que me adora,
que, siendo igual, es siempre distinta a cada hora
y que las huellas sigue de mi existencia errante.

Se vuelve transparente mi corazón sangrante
para ella, que comprende lo que mi mente añora;
ella me enjuga el llanto del alma cuando llora
y lo perdona todo con su sonrisa amante.

¿Es morena ardorosa? ¿Frágil rubia? Lo ignoro.
¿Su nombre? Lo imagino por lo blando y sonoro,
el de virgen de aquellas que adorando murieron.

Como el de las estatuas es su mirar de suave
y tienen los acordes de su voz, lenta y grave,
un eco de las voces queridas que se fueron...

Versión de Nicolás Bayona Posada


Mujer y gata

La sorprendí jugando con su gata,
y contemplar causóme maravilla
la mano blanca con la blanca pata,
de la tarde a la luz que apenas brilla.

¡Como supo esconder la mojigata,
del mitón tras la negra redecilla,
la punta de marfil que juega y mata,
con acerados tintes de cuchilla!

Melindrosa a la par por su compañera
ocultaba también la garra fiera;
y al rodar (abrazadas) por la alfombra,

un sonoro reír cruzó el ambiente
del salón... y brillaron de repente
¡cuatro puntos de fósforo en la sombra!

Versión de Guillermo Valencia


Soñé contigo esta noche...

Soñé contigo esta noche:
Te desfallecías de mil maneras
Y murmurabas tantas cosas...

Y yo, así como se saborea una fruta
Te besaba con toda la boca
Un poco por todas partes, monte, valle, llanura.

Era de una elasticidad,
De un resorte verdaderamente admirable:
Dios... ¡Qué aliento y qué cintura!

Y tú, querida, por tu parte,
Qué cintura, qué aliento y
Qué elasticidad de gacela...

Al despertar fue, en tus brazos,
Pero más aguda y más perfecta,
¡Exactamente la misma fiesta!

Versión de Víctor M. Londoño

FRIEDRICH HÖLDERLIN





Pan y vino

traducción de Rafael Capurro
Texto original aquí

Para Heinze

(Estos son las últimas tres estrofas de la elegía)


7

Pero amigo! llegamos demasiado tarde. En verdad viven los dioses,
Pero sobre la cabeza allá arriba en otro mundo.
Sin fin actúan allí y parecen no prestar atención
Si nosotros vivimos, con tanto cuidado nos tratan los celestes.
Pues no siempre puede darles cabida una vasija débil,
Solamente en ciertos tiempos soporta el hombre la plenitud divina.
Un sueño de ellos es después la vida. Pero la sala de los desvariados
Ayuda, como adormecimiento, y la necesidad fortalece y la noche,
Hasta que héroes suficientes hayan crecido en la cuna de hierro,
Los corazones son en su fortaleza, como antes, semejantes a los celestes.
Tronando vienen entonces ellos después. Mientras tanto pienso a menudo
Que mejor es dormir, que estar así sin compañeros,
Que aguantar así, y qué hacer entre tanto y qué decir,
No lo sé, y para qué poetas en tiempo escaso.
Pero ellos son, dices tú, como los sacerdotes sagrados del dios del vino,
Los que fueron de un país a otro en noche sagrada.

8

Pues, hace algún tiempo, que a nosotros nos parece largo,
Subieron todos, los que alegran la vida,
Cuando el padre retiró su rostro de los hombres,
Y la aflicción comenzó con todo derecho sobre la tierra,
Cuando apareció al final un genio silencioso, celestialmente
Consolador, el cual anunció el día final y desapareció,
Dejó como signo, de que había estado aquí antes y que
Volvería, el coro celestial algunos dones,
De los cuales humanamente, como antes, nos podemos alegrar,
Pues para la alegría, con espíritu, fue lo más grande demasiado grande
Entre los hombres y todavía, todavía faltan los poderosos para las más altas
Alegrías, pero vive serenamente todavía alguna acción de gracias.
Pan es el fruto de la tierra, pero es bendito por la luz,
Y del dios tronador viene la alegría del vino.
Por eso pensamos también nosotros en los celestes, los que ya
Han estado y vuelven en tiempo oportuno.
Por eso cantan también con seriedad los cantores, al dios del vino
Y la alabanza no les suena vanidosa a los antepasados.

9

Sí! ellos dicen con derecho, que él reconcilia al día con la noche,
Que guía a las estrellas del cielo hacia abajo, hacia arriba,
Siempre feliz, como el follaje del pino siempre verde
Que él ama, y la corona, que eligió de la yedra,
Porque él permanece y él mismo trae la huella de los dioses huídos
A los sin dioses, abajo, bajo lo oscuro.
Lo que el canto de los antepasados predijo de los hijos del dios,
Mira! nosotros somos, nosotros; es fruto de las Hespérides!
Maravillosa y exactamente se ha cumplido en los hombres,
Crea el que lo haya comprobado! pero tantas cosas suceden,
Ninguna produce efecto, pues somos sin corazón, sombras, hasta que nuestro
Padre Eter haya sido reconocido por cada uno y escuchado por todos.
Pero entre tanto viene como blandeador de antorcha del altísimo
El hijo, el sirio, baja a las sombras.
Los de manera bienaventurada lo ven; una sonrisa desde la encarcelada
Alma brilla, su ojo se abre todavía a la luz.
Serenamente sueña y duerme en los brazos de la tierra el titán,
Aún el envidioso, aún Cerbero bebe y duerme.

viernes, 8 de octubre de 2010

NICOLAS GUILLÉN








PROBLEMAS DEL SUBDESARROLLO



Monsieur Dupont te llama inculto,
porque ignoras cuál era el nieto
preferido de Víctor Hugo.

Herr Müller se ha puesto a gritar,
porque no sabes el día
¡exacto¿ en que murió Bismark.

Tu amigo Mr. Smith,
inglés o yanqui, yo no lo sé,
se subleva cuando escribes shell.
¡Parece que ahorras una ele,
y que además pronuncias chel!

Bueno ¿y qué?
Cuando te toque a ti,
mándales decir cacarajícara
y que donde está el Aconcagua,
y que quién era Sucre,
y que en qué lugar de este planeta
murió Martí.

Un favor:
que te hablen siempre en español.



CUANDO YO VINE A ESTE MUNDO


Cuando yo vine a este mundo,
nadie me estaba esperando;
así mi dolor profundo
se me alivia caminando,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando.

Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que mirar para ver,
hay que andar.

Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud:
lanza de mi poderío,
coraza de mi virtud.
Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud.

Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón,
y mi voz entera es
la voz entera del sol.
Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón.

Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo;
ya estará el de abajo arriba,
cuando el de arriba esté abajo.
Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo.

Hay gentes que no me quieren,
porque muy humilde soy;
ya verán cómo se mueren,
y que hasta a su entierro voy,
con eso y que no me quieren
porque muy humilde soy.

Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que vivir para ver,
hay que andar.

Cuando yo vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando;
así mi dolor profundo,
te digo,
se me alivia caminando,
te digo,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
¡nadie me estaba esperando!

martes, 5 de octubre de 2010

ANTONIO MACHADO

CANTARES...

Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.

Nunca persequí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...

Nunca perseguí la gloria.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...

Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso.