CITA

"Así, la esencia de la poesía está encajada en el esfuerzo convergente y divergente de la ley de los signos de los dioses y la voz del pueblo. El poeta mismo está entre aquéllos, los dioses, y éste, el pueblo. Es un "proyectado fuera", fuera en aquel entre, entre los dioses y los hombres. Pero sólo en este entre y por primera vez se decide quién es el hombre y dónde se asienta su existencia. Poéticamente el hombre habita esta tierra."
"Holderlin y la esencia de la poesía" en ARTE Y POESIA
MARTIN HEIDEGGER
Fondo de cultura económica.
México 2000


martes, 15 de junio de 2010

SONETOS MIOS!!

SONETO I

Herido de pasado y sin remedio,
parido del dolor y redimido
mi caminar sin ser, sin haber sido,
anda buscando luz en tanto tedio.

De los que veo iluminados, su alma asedio,
buscando un resplandor, solo les pido
a los dioses me escuchen, aunque huidos,
salvarme he de poder por su intermedio.

Se que un mundo me espera con mi canto
no por la gracia de mi voz, o su belleza
en los versos que elijo esta su encanto.

A los hombres rescatar de su pobreza
a la infancia evitarle tanto llanto,
un deseo imposible, una nada, es mi riqueza.




SONETO II

Hace posible el lenguaje, la poesía.
¿Como es factible? se pregunta el hombre,
¿El barro existe por la alfarería?
¿Cual sera la palabra que me nombre?

Del fundamento arrebatado y sin su guía
fundado en el habla, el ser del hombre,
desencantado y cantando su elegía
se da a buscar la palabra que lo nombre.

¿La encontrara algún día? me pregunto,
¿La seguirá buscando ilusionado?
¿Entenderá el valor de la poesía?

Pensar otro camino es el asunto
caminar más allá de lo pensado
y a la muerte llegar con alegría.


SONETO III

Una guitarra rota en la vereda
abandonada y sola, allí yacente,
al ver esa imagen tan hiriente,
sumida en la tristeza mi alma queda.

Mis penas son así y acaso pueda,
si le doy sepultura humanamente,
como a un Polinices maloliente,
así, antigonamente al cielo acceda.

Hermanado en el amor a mi instrumento,
un sacrilegio grave y agorero
que habrá de hundirme mas en mi tormento

a la intemperie abandonar sus restos,
cual la loca de Tebas considero,
lidiar con un destino tan funesto.


También es discutible la inclusión de estos tres sonetos.
Los escribí este verano, como efecto de decantación de mis lecturas del año pasado,
de Heidegger, Lacan y las tragedias griegas de Sofocles

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